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Electrificando el sudeste asiático: Perspectivas estratégicas sobre el mercado de infraestructura de carga de vehículos eléctricos

Electrifying Southeast Asia

Resumen ejecutivo

El mercado de infraestructura de carga de vehículos eléctricos (VE) del sudeste asiático está experimentando una evolución transformadora, impulsada por la rápida urbanización, los incentivos políticos y una creciente demanda de movilidad sostenible. A mediados de 2025, la región contaba con aproximadamente 15.000 estaciones de carga públicas, con Tailandia e Indonesia liderando el despliegue; sin embargo, esta infraestructura solo admite una fracción de los 500.000 VE proyectados en las carreteras para finales de año. Las proyecciones de mercado indican una tasa de crecimiento anual compuesto (TCAC) superior al 24 % para los equipos de carga hasta 2030, impulsada por ingresos que se acercan a los 260 millones de dólares estadounidenses solo en 2025, lo que subraya el potencial del sector como piedra angular de la transición energética de la región

Este informe destila información de fuentes autorizadas, como el informe Perspectivas Globales de Vehículos Eléctricos 2025 de la Agencia Internacional de la Energía (AIE), las declaraciones de la ASEAN y los marcos regulatorios nacionales, para revelar que la maduración del mercado depende de la integración de la producción localizada con sistemas de red resilientes. Las políticas a nivel de la ASEAN enfatizan los estándares armonizados para vehículos eléctricos ligeros, mientras que las medidas específicas de cada país —como la iniciativa "30@30" de Tailandia y los mandatos de localización de Indonesia —buscan fomentar la autosuficiencia, reduciendo potencialmente la dependencia de las importaciones en un 40 % para 2030. Los segmentos de clientes presentan perfiles distintos: los gobiernos priorizan el cumplimiento normativo y el acceso público, mientras que las flotas exigen soluciones rentables y de alta disponibilidad en medio de presiones operativas

Las oportunidades radican en aprovechar los abundantes recursos renovables de la región para modelos de carga híbridos, que podrían mejorar la seguridad energética y reducir los costos operativos en un 30%, pero desafíos como la inestabilidad de la red y la financiación fragmentada amenazan con impedir la escalabilidad. La profunda perspectiva que emerge es que el ecosistema de carga de vehículos eléctricos del sudeste asiático debe trascender la mera expansión de la infraestructura para adoptar la integración digital y la colaboración transfronteriza, garantizando un crecimiento equitativo que se alinee con la visión de sostenibilidad inclusiva de la Comunidad Económica de la ASEAN. Para las partes interesadas, el imperativo es claro: invertir en tecnologías adaptativas que mitiguen los riesgos y, al mismo tiempo, capitalicen las políticas favorables para impulsar la creación de valor a largo plazo.

Introducción

El Sudeste Asiático, que comprende los diez estados miembros de la ASEAN, representa una frontera dinámica en la transición global hacia la movilidad eléctrica, donde el crecimiento económico se encuentra con las exigencias ambientales. Con una población que supera los 650 millones de habitantes y un crecimiento del PIB promedio del 5% anual, la región enfrenta crecientes presiones derivadas de la congestión urbana y las emisiones relacionadas con el transporte, que representan casi el 25% de las emisiones totales de CO2. La infraestructura de recarga de vehículos eléctricos se perfila como un factor clave, que no solo facilita la adopción de estos vehículos, sino que también cataliza reformas más amplias del sistema energético. Basándose en análisis de la AIE y planes nacionales de desarrollo, este informe plantea que la trayectoria del mercado está determinada por una confluencia de factores: la localización tecnológica, la armonización de políticas y la innovación centrada en el cliente.

El análisis revela un mercado en constante cambio, que transita de despliegues dependientes de las importaciones a ecosistemas autóctonos, como lo demuestra el aumento de centros de ensamblaje locales en Tailandia e Indonesia. Profundamente, este cambio subraya un giro estratégico hacia la resiliencia, donde las redes de carga deben integrarse con fuentes de energía renovables variables para abordar la vulnerabilidad de la región a las perturbaciones climáticas. Al examinar el estado actual, las políticas, la dinámica de los clientes y las oportunidades/desafíos, este informe proporciona un marco estructurado para comprender la evolución del mercado, enfatizando que el éxito exige estrategias holísticas que equilibren la escalabilidad con la inclusión.

Estado actual del desarrollo de las estaciones de carga en el sudeste asiático

A partir de agosto de 2025, el panorama de la infraestructura de carga de vehículos eléctricos del sudeste asiático refleja un progreso desigual, con un estimado de 14,330 unidades de carga operativas en toda la región, lo que representa un aumento interanual del 25 % a partir de 2025. Tailandia lidera con más de 3,700 estaciones y 11,600 cargadores, superando sus objetivos nacionales antes de lo previsto, mientras que Indonesia le sigue con alrededor de 2,500 puntos, concentrados en centros urbanos como Yakarta. Vietnam y Malasia exhiben un rápido crecimiento; los 150,000 puntos de Vietnam (incluidos los privados) destacan su enfoque en los vehículos de dos ruedas, y Malasia se ha fijado como objetivo alcanzar las 10,000 estaciones para finales de año. Singapur, con su geografía compacta, cuenta con una alta densidad de 2,000 puntos, haciendo hincapié en los sistemas inteligentes e integrados, mientras que Filipinas se queda atrás con menos de 1,000, debido a las limitaciones de infraestructura

Los datos del informe Perspectivas 2025 de la AIE y el Índice de Carga de Vehículos Eléctricos de Roland Berger muestran un mercado en plena maduración, donde los cargadores públicos han crecido un 50 % desde 2023, pero su utilización se mantiene entre el 20 % y el 30 % debido a una distribución desigual. Un análisis más profundo revela que este crecimiento no es uniforme: los centros urbanos como Bangkok y Ciudad Ho Chi Minh concentran el 70 % de las instalaciones, lo que agrava la brecha entre zonas rurales y urbanas y perpetúa la ansiedad por la autonomía en las áreas menos desarrolladas. Tecnológicamente, predominan los cargadores de CA de Nivel 2 (con una cuota de mercado del 60 %), pero los cargadores rápidos de CC proliferan a una tasa de crecimiento anual compuesto del 35 %, impulsados ​​por la demanda de flotas comerciales y las normativas para las autopistas.

La valoración de mercado subraya este impulso: se prevé que el sector de equipos de carga alcance las 14.330 mil unidades en 2025, con ingresos por servicios asociados proyectados en 6.300 millones de dólares para el ecosistema de vehículos eléctricos en general. Sin embargo, persisten profundos desafíos en la integración a la red, donde las frecuentes interrupciones en Indonesia y Vietnam —derivadas del envejecimiento de la infraestructura —limitan la escalabilidad, según las evaluaciones del Banco Mundial. Este statu quo sugiere un punto de inflexión: el sudeste asiático está aprovechando su destreza manufacturera, con requisitos de contenido local que impulsan el ensamblaje en Tailandia (86.400 vehículos eléctricos vendidos en 2025), pero debe priorizar las mejoras de la red inteligente para mantener una participación proyectada del 30% en las ventas de vehículos eléctricos para 2030. En última instancia, el desarrollo actual señala una oportunidad para superar los modelos tradicionales a través de estaciones híbridas renovables, fomentando una red resiliente que alinee el crecimiento económico con los objetivos de descarbonización.

Políticas de la ASEAN y de los países individuales con respecto a la industria de estaciones de carga

El marco normativo que rige la carga de vehículos eléctricos en el Sudeste Asiático se caracteriza por una combinación de armonización regional y adaptación nacional, con el objetivo de acelerar la adopción y garantizar la seguridad energética. A nivel de la ASEAN, las Directrices de 2025 sobre Vehículos Eléctricos Ligeros hacen hincapié en los protocolos de seguridad estandarizados y la interoperabilidad de la infraestructura, lo que facilita la movilidad transfronteriza y reduce las barreras técnicas, tal como se describe en el Plan Maestro de la Comunidad Económica de la ASEAN 2025. Este enfoque regional, basado en los marcos de la RTE-T de la UE, promueve el intercambio de baterías y la armonización de la carga, lo que podría desbloquear un mercado unificado valorado en 2.000 millones de dólares para 2030

Cada país presenta estrategias adaptadas a sus recursos y prioridades de desarrollo. La política tailandesa «30@30», extendida hasta 2025, exige que el 30 % de la producción de vehículos sea de cero emisiones para 2030, con el respaldo de subsidios superiores a 300 millones de dólares para infraestructura de carga, lo que se traduce en más de 12 000 estaciones de carga. El Decreto Presidencial n.º 55/2019 de Indonesia, actualizado en 2025, impone un 40 % de contenido local en la fabricación de vehículos eléctricos y aspira a contar con 30 000 cargadores para 2030, aprovechando las reservas de níquel para integrar la minería con la infraestructura, según análisis del ICCT. La normativa técnica de Vietnam, de junio de 2025, establece estándares de seguridad para las estaciones de carga, apoyando el objetivo de 150 cargadores de Nivel 3 para 2030 en ciudades clave, al tiempo que aborda la sobrecarga de la red eléctrica mediante el uso obligatorio de energías renovables.

La Política Nacional Automotriz de Malasia de 2020, actualizada en 2025, tiene como objetivo 10,000 estaciones con una participación de mercado del 20% en vehículos eléctricos, ofreciendo deducciones fiscales de hasta el 150% para inversiones y fomentando las asociaciones público-privadas. La postura agresiva de Singapur incluye la eliminación gradual de los motores de combustión interna para 2030, con incentivos para 60,000 cargadores, haciendo hincapié en la integración del vehículo a la red eléctrica en el marco del Plan Verde 2030. Filipinas, a través de la Ley de la República 11697, proporciona exenciones del IVA y asigna 22 millones de dólares estadounidenses para despliegues entre 2021 y 2025, centrándose en los vehículos de servicio público en medio de los desafíos archipelágicos.

Una idea profunda de estas políticas es su papel en la mitigación de las vulnerabilidades de las importaciones, con requisitos de localización que potencialmente generan 500,000 empleos en las cadenas de suministro para 2030, según las proyecciones de PwC. Sin embargo, la fragmentación regulatoria —por ejemplo, las diferentes normas entre Tailandia y Vietnam —riesgos de ineficiencias, lo que destaca la necesidad de una convergencia liderada por la ASEAN para amplificar las economías de escala. En general, estas medidas señalan un compromiso con el crecimiento sostenible, donde las políticas de carga no solo impulsan la adopción, sino que también incorporan resiliencia contra las crisis de suministro globales.

Tipos de clientes, características y necesidades de los clientes de estaciones de carga en el sudeste asiático

Los clientes de carga de vehículos eléctricos del sudeste asiático abarcan diversos segmentos, cada uno con perfiles únicos moldeados por contextos operativos, presiones económicas y entornos regulatorios. Los gobiernos y las empresas de servicios públicos, que representan el 25 % de la demanda, se caracterizan por estructuras burocráticas y un enfoque en el bienestar público; en Tailandia e Indonesia, priorizan las redes escalables y subsidiadas para cumplir con los objetivos nacionales, lo que requiere sistemas robustos e interoperables que cumplan con los estándares OCPP para garantizar un acceso equitativo y la estabilidad de la red. Sus necesidades se extienden al análisis de datos para el monitoreo del uso, ya que las empresas de servicios públicos como PLN en Indonesia integran la carga con energías renovables para compensar el 20 % de las cargas máximas

Los operadores de estaciones de carga y las empresas energéticas, a menudo entidades multinacionales como Shell o empresas locales como PTT, representan el 30% del mercado y exhiben agilidad empresarial, con características que incluyen una alta intensidad de capital y modelos de ingresos basados ​​en tarifas de utilización. En Vietnam y Malasia, se enfrentan a precios de la energía volátiles, lo que requiere herramientas de gestión de carga y mantenimiento predictivo impulsado por IA para lograr un tiempo de actividad del 95%, al tiempo que buscan asociaciones para la monetización de créditos de carbono bajo esquemas nacionales.

Las industrias inmobiliarias comerciales y de servicios minoristas, como los centros comerciales en Singapur y los hipermercados en Tailandia, representan el 20% y se definen por operaciones orientadas al cliente, integrando la carga para mejorar el tráfico peatonal —evidenciado por aumentos del 15% en los ingresos provenientes de las comodidades para vehículos eléctricos. Sus necesidades se centran en cargadores de Nivel 2 modulares y estéticamente integrados con pasarelas de pago, abordando las limitaciones de espacio y exigiendo diseños energéticamente eficientes para minimizar los costos operativos en medio de tarifas crecientes

Las flotas y empresas, incluidas las empresas de logística en Filipinas y las de transporte compartido en Indonesia, representan el 15 % y se caracterizan por un uso de alto volumen, con características como la sensibilidad a los costos y las operaciones 24/7; las flotas regionales de Uber requieren carga rápida de CC para reducir el tiempo de inactividad en un 50 %, junto con software de gestión de flotas para la optimización de rutas. Las necesidades incluyen hardware resistente a los climas tropicales e incentivos para instalaciones masivas.

Los instaladores e integradores de sistemas, el 10 % restante, son especialistas técnicos como las PYME locales en Vietnam, caracterizados por su experiencia en la implementación y su dependencia de las cadenas de suministro; necesitan componentes estandarizados y programas de capacitación para sortear las variaciones regulatorias, lo que garantiza implementaciones eficientes que reducen los tiempos de instalación en un 30 %

Los datos de los informes de Euromonitor y la AIE revelan un hilo conductor común: los clientes exigen personalización en medio de presiones de asequibilidad, y las características de sostenibilidad, como la integración solar, satisfacen el 70 % de las necesidades en todos los segmentos. En esencia, esta diversidad subraya la fragmentación del mercado, donde la satisfacción de las necesidades requiere la colaboración del ecosistema para superar las brechas en financiación y habilidades, lo que en última instancia impulsa la adopción a través de propuestas de valor personalizadas.

Oportunidades y desafíos del desarrollo del mercado en los países del sudeste asiático

El mercado de recarga de vehículos eléctricos del Sudeste Asiático presenta atractivas oportunidades basadas en dividendos demográficos e impulso político, pero también está plagado de desafíos sistémicos que exigen una gestión estratégica. Estas oportunidades se ven potenciadas por la proyección de una tasa de crecimiento anual compuesto (TCAC) del 26 % en las ventas de vehículos eléctricos en la región hasta 2030, lo que genera una demanda de 100 000 nuevos cargadores, en particular de modelos híbridos solares que aprovechan la abundancia de energías renovables para reducir los costos en un 25 % en zonas sin acceso a la red eléctrica, como la Indonesia rural. Los mecanismos de créditos de carbono, como el piloto implementado en Malasia, ofrecen fuentes de ingresos que podrían desbloquear inversiones por valor de 1000 millones de dólares al vincular la recarga con la reducción de emisiones. La localización de la producción de baterías, especialmente en Indonesia, país rico en níquel, posiciona a la región como un centro global, con integraciones en la cadena de suministro que generan una eficiencia de costos del 40 %.

Las iniciativas transfronterizas en el marco de la ASEAN podrían estandarizar las redes, facilitando la movilidad sin interrupciones y atrayendo IED, como se observa en los objetivos de Tailandia para 2025, que superaron las metas establecidas y atrajeron miles de millones en el sector manufacturero. Sin embargo, abundan los desafíos: la fragilidad de la red eléctrica, con interrupciones que afectan al 40 % de las operaciones en Vietnam, exacerba los altos costos de capital (entre 10 000 y 50 000 USD por estación), lo que desalienta las inversiones en medio de la volatilidad económica. Las inconsistencias regulatorias entre países aumentan las cargas de cumplimiento en un 20 %, mientras que la escasez de personal cualificado en mantenimiento dificulta la escalabilidad. Las barreras para el consumidor, como la ansiedad por la autonomía, prevalente en Filipinas, frenan la demanda, con solo un 8 % de adopción en vehículos de dos ruedas.

Una perspectiva equilibrada a partir de preimpresiones y análisis de Beacon: las oportunidades para dar un salto hacia la carga inteligente habilitada por IA pueden mitigar los desafíos, pero requieren financiación combinada y desarrollo de capacidades para garantizar un crecimiento inclusivo. La idea principal es que transformar los desafíos en oportunidades exige estrategias ágiles y colaborativas, lo que posiciona al sudeste asiático como un modelo para los mercados emergentes.

Conclusión

El mercado de carga de vehículos eléctricos del sudeste asiático exige enfoques integrados que aprovechen las sinergias de las políticas, aborden las heterogeneidades de los clientes y naveguen por los dos panoramas de oportunidad y riesgo. Conclusiones claras: acelerar la armonización de las normas para impulsar la interoperabilidad, priorizar las integraciones de energías renovables para la resiliencia y fomentar los ecosistemas público-privados para la financiación. De este modo, la región puede alcanzar una penetración de vehículos eléctricos del 30 % para 2030, impulsando la prosperidad económica y la gestión ambiental.

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