
La transición a la movilidad eléctrica es un pilar fundamental de la agenda de desarrollo sostenible de América Latina. Si bien la región ha avanzado significativamente en la adopción de vehículos eléctricos (VE), la expansión de la infraestructura de carga sigue fragmentada, obstaculizada por barreras financieras, regulatorias y tecnológicas. Este análisis examina el estado actual de la infraestructura de carga de VE en los principales mercados latinoamericanos, identifica desafíos sistémicos y destaca oportunidades para que las partes interesadas aceleren el progreso. A partir de estudios de caso exitosos en Chile, Costa Rica y Colombia, proponemos estrategias prácticas para que gobiernos, empresas privadas y organizaciones internacionales construyan un ecosistema de carga robusto, equitativo y preparado para el futuro.
1. Estado actual de la infraestructura de carga de vehículos eléctricos en América Latina
Crecimiento del mercado y disparidades regionales
El mercado de vehículos eléctricos de América Latina creció más del 260% en países clave (Argentina, Brasil, Chile, Colombia, Costa Rica, México, Perú, Uruguay) entre 2021 y 2023. Chile y Colombia lideran en infraestructura de carga pública, mientras que Argentina y Perú se quedan rezagados debido a la inercia regulatoria.
- Chile
: 1.032 puntos de carga públicos (405 semi-rápidos, 194 rápidos).
- Brasil
: 3.800 conectores, concentrados en São Paulo, Santa Catarina y Paraná.
- México
: 2.083 estaciones públicas, impulsadas por inversiones del sector privado (por ejemplo, Tesla, BMW).
- Costa Rica
: 440 estaciones, apoyadas por exenciones fiscales e iniciativas estatales.
Figura 1
Esto ilustra las marcadas disparidades en la adopción de vehículos eléctricos y el desarrollo de infraestructura, con Brasil y México dominando las ventas de híbridos pero rezagados en la penetración de vehículos eléctricos puros.
Marcos de políticas
- Políticas progresistas
La Estrategia Nacional de Electromovilidad de Chile (40% de vehículos eléctricos privados para 2050) y la Ley 1964 de Colombia (exenciones fiscales para vehículos eléctricos) ejemplifican enfoques integrados.
- Mercados rezagados
Argentina carece de un marco regulatorio coherente y depende de iniciativas lideradas por los fabricantes de automóviles (por ejemplo, Renault, BYD).
2. Desafíos clave para la ampliación de la infraestructura de carga
2.1 Infraestructura y barreras tecnológicas
- Diversidad geográfica
Los terrenos montañosos (por ejemplo, los Andes) y las deficiencias en la electrificación rural dificultan la conectividad de la red eléctrica.
- Interoperabilidad
Los distintos tipos de conectores (Tipo 1, CCS2, CHAdeMO) generan problemas de compatibilidad.
- Capacidad de la red
Las redes eléctricas urbanas de ciudades como Bogotá y São Paulo requieren mejoras para dar soporte a la demanda de carga rápida.
2.2 Obstáculos financieros y operativos
- Altos costos de capital
Las estaciones de carga rápida cuestan entre 50.000 y 150.000 dólares por unidad, sin incluir las mejoras de la red eléctrica.
- Riesgos del modelo de negocio
La baja tasa de adopción de vehículos eléctricos desalienta a los inversores privados. Solo el 0,01% de las ventas de vehículos en Brasil corresponden a vehículos eléctricos.
- Déficits de financiación
Los presupuestos públicos dan prioridad a la infraestructura tradicional, mientras que la financiación multilateral (por ejemplo, BID, Banco Mundial) sigue estando infrautilizada.
2.3 Fragmentación regulatoria
- Inconsistencia de políticas
Los incentivos a nivel estatal en México (por ejemplo, las exenciones fiscales en Nuevo León) contrastan con la inercia federal.
- Falta de estándares
Argentina no cuenta con directrices nacionales para la seguridad o la interoperabilidad de las estaciones de carga.
2.4 Percepción pública y resistencia cultural
- Ansiedad de rango
El 68% de los potenciales compradores de vehículos eléctricos en Ecuador citan la accesibilidad a la carga como una preocupación.
- Apego cultural a los vehículos de combustión interna
En Brasil, los coches que funcionan con etanol dominan el mercado gracias a décadas de apoyo político.
3. Oportunidades y beneficios estratégicos
3.1 Beneficios ambientales y para la salud
- Reducción de emisiones
El transporte representa el 42% de las emisiones de GEI de Costa Rica; los vehículos eléctricos podrían reducir los niveles urbanos de NOx y PM2.5 entre un 30% y un 50%.
- Mitigación de la contaminación acústica
Los vehículos eléctricos reducen el ruido urbano entre 5 y 10 dB, mejorando la calidad de vida en ciudades como Medellín.
3.2 Crecimiento económico e industrial
- Creación de empleo
Los proyectos de infraestructura de recarga podrían generar entre 15.000 y 20.000 empleos directos a nivel regional para 2030.
- Desarrollo de la industria local
La capacidad de producción automotriz ociosa de Brasil (50%) podría redirigirse a la producción de vehículos eléctricos, atrayendo inversiones de BYD y Stellantis.
3.3 Independencia energética
- Integración de energías renovables
El desierto de Atacama en Chile, rico en energía solar, y la red eléctrica de Uruguay, con un 95% de energías renovables, posicionan a la región como un centro neurálgico para el hidrógeno verde y los vehículos eléctricos.
4. Estudios de caso: Lecciones de líderes regionales
4.1 Chile: Electromovilidad impulsada por políticas
- Estrategia
Objetivos nacionales (transporte público 100% eléctrico para 2050) combinados con incentivos fiscales e integración de energías renovables.
- Resultado
Se han desplegado 40 cargadores ultrarrápidos a lo largo de la Carretera Panamericana, reduciendo la ansiedad por la autonomía.
4.2 Costa Rica: Incentivos fiscales y sinergia público-privada
- Política
La Ley de Incentivos para el Transporte Eléctrico (2018) eliminó los impuestos a la importación de vehículos eléctricos y estableció cargadores obligatorios cada 80 km en las autopistas.
- Resultado
Las ventas de vehículos eléctricos se duplicaron en 2023, con ICE Group liderando las redes de carga con energía solar.
4.3 Colombia: Innovación urbana y corredores eléctricos
- Iniciativa
La Ruta Eléctrica de Medellín instaló 26 cargadores rápidos a lo largo de 256 km, integrados con microrredes renovables.
- Impacto
En Bogotá hay 1.500 autobuses eléctricos en funcionamiento, que reducen las emisiones de CO2 en 120.000 toneladas anuales.
5. Recomendaciones estratégicas
5.1 Para los gobiernos
- Marcos regulatorios unificados
Establecer estándares nacionales para conectores (por ejemplo, adoptar CCS2 a nivel regional) y simplificar los permisos.
- Incentivos fiscales
Replicar las desgravaciones fiscales de Costa Rica e introducir préstamos a bajo interés para empresas emergentes de carga.
- Modernización de la red eléctrica
Colaborar con empresas de servicios públicos (por ejemplo, Eletrobras de Brasil) para implementar redes inteligentes y sistemas de respuesta a la demanda.
5.2 Para el sector privado
- Modelos de negocio innovadores
:
- Modelo de operador de red
Hardware propiedad del proveedor de ChargePoint con ingresos compartidos.
- Cambio de baterías
Implementar el modelo de separación de NIO en Ecuador para reducir los costos iniciales.
- Soluciones localizadas
Desarrollar cargadores de CA asequibles (
5.3 Para organizaciones internacionales
- Movilización de fondos
El BID y la CAF deberían priorizar los préstamos en condiciones favorables para los corredores de tarificación transfronterizos (por ejemplo, Brasil-Argentina).
- Compartir conocimientos
Crear un grupo de trabajo regional sobre electromovilidad para difundir las mejores prácticas.
6. Perspectivas futuras
Para 2030, el parque automotor de América Latina podría superar los 5 millones de unidades, impulsado por:
- Disminución de los costes de las baterías
Se prevé que caiga por debajo de los 80 $/kWh para 2030.
- Urbanización
El 85% de la población residirá en ciudades, lo que hará necesarias soluciones de transporte limpio.
- Alianzas globales
La Gigafábrica de Tesla en México y la expansión de BYD en Brasil son señales de confianza a largo plazo.
Conclusión
América Latina se encuentra en un momento crucial. Si bien persisten desafíos como las limitaciones fiscales y la inercia cultural, el potencial de energía renovable y el dinamismo urbano de la región ofrecen una vía única para liderar la transición a los vehículos eléctricos en el Sur Global. Al emular el rigor de las políticas chilenas, las estructuras de incentivos de Costa Rica y la innovación urbana de Colombia, los actores clave pueden transformar la infraestructura de carga, de un cuello de botella a un motor de crecimiento.
—Impulsando la resiliencia ambiental, la equidad económica y el liderazgo tecnológico.